Por Mayerly
Soto
Un camino.
Muchos carros.
¿De tantos pensamientos tenía que chocarme contigo?
Mente caprichosa, sabe que es mi
punto débil y le gusta hacerme una mala pasada sólo porque no quiero
pensar nada.
¿Contenta?
Es así.
Simulemos un juego:
Toc, Toc.
En un rincón me encuentro yo.
¿Quién es?
Nadie más que usted.
¿Puedo pasar?
Si me quiere desnudar.
¿Cómo ha estado?
Encerrado un rato.
¿Puedo ir a la cocina?
Sólo si me despista.
¿Cuántos años tiene?
Cuatro pensamientos atascados.
¿Es usted el que llamó?
Usted el que atendió la llamada.
Segunda parte.
Estábamos en el bar de una cocina no muy lejana,
yo me desvestía y usted me tocaba. De un momento a otro, le agarre un ojo.
Usted, en su afán de negarme una mirada, sólo soltó una carcajada. Y yo que no
tengo piojos, le di una buena bofetada. Así pasó el tiempo. Yo en el almuerzo,
usted en el regadero. Conocimos parte de los dos, aunque nunca diga quién es
quién en esta conversación. Tal vez usted sea pagano, yo me conformo con no
descifrar ese texto literario.
Tercera parte.
Le devuelvo parte de su risa, a mí no me crea tan
cochina. Llevaba más de dos años en la puerta del baño y usted no se acercó ni
al lavabo. No crea que no creo. Yo creo lo que tengo en mis manos, las cenizas
de un beso, se me han vuelto textos. ¿Quiere que le enseñe? Pues no le regalo
ni la eñe. Está bien, no quiero pelear más. Yo no peleo, hablo con
honestidad. Siéntese. Hablemos un rato de lo que no entendemos. No quiero
hablar. Quiero acción. ¿Qué clase de acción?
La que usted nunca me dio.
Cuarta parte.
En el café.
Sería rico que por fin nos echaran un poquito de
azúcar, no me gusta nadar en medio de tanta amargura. Prefiero un poquito más
de agua, tengo el alma muy cargada. Si lloro puedo hacer que ahora todo sea
salado. Si tan sólo Celia nos acompañara...
Combinación: Tabaco.
Me he quemado toda la noche pensándote, ya no
tengo suspiros. Esto de ir por el mundo creyendo que te me metes por la sangre,
era una mentira. Vas directo a los pulmones, luego respiro y sólo sales tú. ¿Qué
más... (Suspiro.) Tú, tú, tú? Prometo
dejarlo mañana.
Quinta parte.
Descuajándose.
La parte que más me gusta de mí, es mi piel. Por eso
amo trabajar en las minas.
Sexta parte.
Explosión.
NO ME JODAS MÁS. TODA LA VIDA. TODA. TODA. TODA. LO
MISMO. LLEGO A CASA Y NO ESTÁS. SALGO DE CASA Y NOS ESTÁS. QUÉ PASA. CUÁL ES EL
PROBLEMA CON ESTA ASISTENCIA NEFASTA. ES QUÉ NO PUEDES POR FIN ABRIR LA PUERTA
Y CERRARTE LA CABEZA. NO. NO. NO. NO ESTOY PENSANDO. TE ESTOY HABLANDO. TE
HABLO A TÍ. AHORA NO ME DIGAS QUE NO CREES O QUE NO ME ESCUCHAS. TE HABLO TODA
LA PARTE QUE QUIERO. MÍRAME CUANDO TE HABLO. O ME MIRAS O ROMPO ESTE ESPEJO.
QUÉ PIENSAS, QUE VAS A ESTAR HUYENDO DE MÍ TODO EL TIEMPO. NO PUEDES HUIR NI DE
TU CABEZA. PRETENDES HUIR DE MÍ. QUÉ. OTRA VEZ. DE NUEVO. NO TE DIGO. NO PELEO.
SIMPLEMENTE TE HAGO UNA SUGERENCIA Y NO LA LEES. MÍRAME. ESTÁ BIEN.
CAMINEMOS.
Séptima parte.
Implosión.
Quizás no exista. No puedo tener un diccionario a la
mano, cada que te da por escribirme alguna burrada. Empecemos. Siempre tomando
impulso. ¿Un columpio para empezar? Eso te haría bien. Listo, empújame.
Más alto. ¡Más! Eso me encanta, todo en una montaña rusa contigo. No sé quién
eres, cómo escribes, y sin embargo te leo el pensamiento antes de teclear. ¿Vas
a llorar? Porque todo el mundo busca el motivo para llorar, así sea un pato
lleno de hormigas. Bueno, eso se lo dejo a él, que le encantaba que le dieran
instrucciones hasta para subir una escalera. Una vez lloró por un arco, yo no
lo entendía bien, pero lloraba como niño chiquito. Decía que no quería perder
las manos, pero no entendía por qué el arco lo hacía llorar. Yo pensaba que lo
escuchaba llorar pero no era otra cosa que un claro de luna... Y yo pensando
que era símbolo de romance y ahí mismo lloraba. ¡Tú nunca te tomas las cosas en
serio! Pero si siempre que te digo que hablemos te pones a reír como niño. Está
bien. Tomémonos esto en serio. A la cuenta de uno, dos y... ¡Un
tetero, camarero!
Octava parte.
Octavo día.
No, no me gusta Shakira.
Novena Parte.
Toc, Toc.
Un avión de
papel: Buenas las tengan todas las que las tienen.
Otro avión
de papel: Es posible que alguna pueda si quiera decirme qué
hora es.
Otro avión
de papel: Quiero un poco de atención.
Otro avión
de papel: Señores pasajeros, existe el peligro de la alerta
roja. Alerta roja.
Otro avión
de papel: Se me ha dañado un ala.
Otro avión
de papel: Fresco, para eso existen Nosotras, con dos alas tipo
tela.
Décima parte.
Escritorio.
Miro las teclas del computador y cómo los dedos se
mueven a gran velocidad. Deténganse. No se detienen... ... ... ... Se
detuvieron. No tenían qué escribir. Yo no tengo que escribir y no escribo,
ellos se las dan de muy rebeldes y escriben pachotadas. La otra vez vi un
letrero que decía: ¡Pacho es un idiota! Pobre Pacho, a mí ni me cae mal. Bueno,
me cae al hígado y cuando lo veo se me revuelve la panza que no me puedo
levantar, pero él es así. Aceptémoslo. No. Las manos, ellas, lo quieren
asesinar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario